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Mercados de Predicción Llendo a Más

Fecha de Publicación Inicial: Noviembre 2008 (por Carlos Marrero).

Jugando con dinero sobre las predicciones más extravagantes

En inglés lo llaman la sabiduría de las multitudes. El concepto es que un grupo de personas sabe más que cualquier experto. Quien no lo crea, puede consultar Wikipedia. Y pese a que los últimos meses pueden llevar a dudar de la sabiduría de los mercados, la realidad es que varios estudios han demostrado que a la larga los mercados saben más que los expertos.

Una serie de mercados en Internet se dedican a las predicciones. Las predicciones cubren todo lo que uno se pueda imaginar, desde quién ganará las elecciones en EEUU, hasta si se descubrirá el Bosón de Higgs antes de 2010. Pese a que tienen un nivel de similitud con los sitios de apuestas, el concepto es diferente.

Para participar, primero debo depositar dinero. Luego, puedo «comprar» una predicción, por ejemplo, que Osama bin Laden será capturado antes de junio de 2009. Esa predicción cuesta $16.6. Si la predicción se cumple, cobro $100. Si la predicción no se cumple, cobro $0. Hasta ahí es similar a una apuesta. Donde el tema varía, es que en cualquier momento puedo vender mi predicción a otra persona, lo cual genera un mercado de oferta y demanda. De hecho, yo puedo comprar una predicción que no se cumple, y aún ganar dinero.

Supongamos que compro la predicción de que McCain gana la elección. El costo de esa predicción es de $13.8. Si mañana el público se vuelve un poco más optimista acerca de McCain, la predicción subirá de precio, y yo puedo vender, realizando la ganancia. Los precios de las predicciones son una muy buena aproximación de las probabilidades de los eventos. Veamos que está pasando en los mercados de predicciones: la predicción de que Obama gana la elección está en $86.6. O sea, el mercado cree que hay casi 90% de chances de que Obama sea el próximo presidente.

Según los mercados, hay un 66% de probabilidad de que la economía americana entre en recesión en el 2008, y un 82% de que lo haga en el 2009. Como en todo mercado, estos también están sujetos a manipulación. Han habido acusaciones de que partidarios de McCain compraron un gran número de predicciones de que McCain ganaría, para así tratar de influir en el resultado de la elección. Por ahora, en lo único que influyeron es en adelgazar sus bolsillos.

Apunte editorial: este fue un artículo que publiqué en el 2008 en referencia al auge de las predicciones e inversiones a futuros. Dado el nuevo auge que está ocurriendo en Latinoamérica y, en especial, en Uruguay, es aquí donde publico mi artículo para que sirva de lectura y referencia para aquellos interesados. Atentamente, Carlos Marrero.

La Eficiencia Contra los Costos

La experiencia indica que cuanto más eficiente se es, menores son los costos. Ese es un principio básico de la economía. Y aplicar el principio de gestión, reduce costos, mejora el producto y genera más fuentes de trabajo.

Realmente estoy cansada – fue lo que dijo mi amiga empresaria cuatro días antes de la inauguración de su negocio en la Ciudad Vieja. Es que desde hace meses, está enfrascada en concretar su proyecto comercial de abrir un local de servicio gastronómico, cafetería y snack.

Habiendo llegado finalmente a concretar el alquiler de un negocio, se enfocó a sus reformas, e inversiones en infraestructura con mejoras. Todo dentro de las normativas exigidas vigentes. Y generando por cierto, trabajo y más trabajo aún posteriormente a la apertura de su local. Pero los tiempos empresariales no son los mismos tiempos que los oficiales. Mientras que para los primeros el tiempo es oro, para los segundos, se dispone de todo el tiempo del mundo.

Bien. Iniciadas las obras interiores, mi amiga solicitó el gas. Curiosamente, el gas que había sido instalado en toda la calle de la ciudad vieja, no estaba instalado en dos cuadras. Una de ellas, correspondía al frente de mi amiga. Así que, la Compañía de Gas procedió a romper la calle para instalar las cañerías.

La mencionada cañería corría en paralelo a la cañería de OSE. Por lo tanto, terminada la obra del gas, quedó expuesto por un fin de semana los caños correspondientes. Los caños de OSE no tuvieron suerte, porque durante el fin de semana fueron robados por indigentes. Y comenzó el tema entonces con el agua. Tanto para ella, como para la zona en general.

Fue por ese motivo que la calle 25 de Mayo, lució durante unos días una salida de agua bastante importante.
Superado entonces el tema del gas y del agua; se pasó a encarar el tema de la luz y el acondicionamiento de la eléctrica del local, con la carga correspondiente a un negocio.

Se reiteraron las visitas. Porque en la primera instancia el personal “fue a ver que había que hacer”. Después y cuando había llegado el día de la instalación; “el cable no alcanzaba. Había que ir por más cable”… y así continuó el tema por varios días.

Mientras tanto: va corriendo el alquiler, están parados los obreros y tanto los cocineros como los mozos siguen a la espera de poder ingresar a su nuevo trabajo.

Para muchos: hay tiempo de sobra. Para otros, parecería que hay que seguir esperando.

Los Oportunistas, las Víctimas y el Gobierno

No importa lo que se diga o lo que se haga, el debate sobre el pasado reciente no va a cesar, porque hay dolor y aprovechadores. Así de simple. De todas formas, querido lector, expongamos el argumento.

Durante el primer gobierno de Julio Sanguinetti se aprobó la Ley de Caducidad, la cual luego fue avalada por la gente en un referéndum; pero no alcanzó.

Durante su gobierno, Jorge Batlle convocó a lograr el “estado del alma”, y dio pasos en la Comisión para la paz en procura de aclarar aspectos del pasado reciente; pero no alcanzó.

Durante su gobierno, Tabaré Vázquez aclaró varios casos de desaparecidos, abrió investigaciones por doquier y metió presos a un grupo de represores; pero no alcanzó.

En las últimas elecciones, la gente volvió (por segunda vez) a ratificar la Ley de Caducidad; pero tampoco alcanzó.

El debate que se ha instalado en el gobierno luego de que José Mujica dijera que quiere liberar a los militares presos y sellar el pasado, no agrega ningún elemento novedoso al asunto, más que ratificar la capacidad de misericordia que ya le era reconocida al presidente: los familiares siguen y seguirán con su reclamo, los aprovechadores seguirán haciendo gárgaras con la Justicia, y la mayoría de la gente que volvió a ratificar la polémica ley, tendrá que seguir soportando que le quieran trampear la voluntad inventando artilugios jurídicos.

La participación de Mujica en este debate sin fin sí confirma que la Justicia es un concepto subjetivo. Para Mujica, que estuvo entre los que más sufrió del pasado violento, es justo liberar a los presos; para los familiares de algunas víctimas (las de los militares, no las víctimas de los tupamaros) y para otros que nunca sufrieron nada, no. Para la Corte de Justicia, hace unos años, la Ley de Caducidad era constitucional; para la Corte de Justicia, hace unos meses, la Ley de Caducidad es inconstitucional. Para algunos, fue un acto de Justicia que así como se amnistió a los tupamaros que mataron y que nunca fueron presos, se haya amnistiado a los militares; para otros, un crimen no es igual a otro; para algunos, es democrático y justo que el pueblo decida; para otros es democrático que el pueblo decida, pero sólo es justo cuando decide en el sentido de lo que ellos piensan.

Si los sucesivos gobiernos siguen fomentando este debate, por algo será. Habrá que seguir el ritmo, pero sin olvidar que no importa, ni importará, cuánto se diga o se haga: nunca va a alcanzar, porque el dolor de los familiares de las víctimas, las diferencias entre una y otra visión del asunto, y el oportunismo de los que medran políticamente con él, tienen un denominador común: son inconmensurables.

¿Rondando el Precio Justo o Ajustado?

Hemos entrado en la era de la «conveniencia». Mientras hace unos años, las empresas buscaban diferenciarse por atributos, y el directorio, de la empresa en conjunto con sus asesores de imagen, los publicistas y hasta grupos de clientes intentaban definir el “alma “ de la empresa; hoy los ejecutivos se reúnen para buscar formas de bajar los precios.

Los atributos quedaron muy atrás. Estamos en el reinado de la conveniencia. Y para formar parte del bochinche comercial que se ha generado alrededor del precio, hay que tener dinero plástico en la mano. O sea: tarjetas de crédito.

Es bien sabido que con una determinada tarjeta se puede acceder determinado descuento, determinado día de la semana, y con otra, a otros beneficios.

Ello lleva a que muchas personas tengan más de una tarjeta de crédito para lograr los beneficios. De esa manera, se promueve el uso del crédito, y se genera movimiento en la parte comercial. Un movimiento comercial que tiene un costo, para el comerciante y para el emisor. Pero también se promueve el endeudamiento, y la cadena de endeudamiento que puede llevar a que las personas sin darse demasiado cuenta, terminen comprando más de lo que pueden pagar; y por lo tanto se endeuden más con otras formas de financiación. Pero en el medio de toda esta situación, en la que poco se puede hacer, salvo reflexionar, porque cada quién tiene que hacerse responsable de sus decisiones; está el producto:

¿Cuál es el valor de determinado producto sin promociones, descuentos o beneficios? Realmente es una oportunidad, una atención que tienen hacia mí o se trata de que ya de por sí, antes de que salga el producto al mercado, se ha buscado mermar la promoción de descuento. La realidad, es que hoy cuesta saber cuál es el precio del producto. Pero existe una salvedad: “¡Utilizaré el descuento! Pero en lo que es credibilidad, solamente confío en aquellos negocios que hace tiempo trabajaron el posicionamiento en mi mente por atributos.”

Precisamente es esa identidad, esa diferenciación hay que ganársela, para “mostrarse” diferente en este carnaval de precios.

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